Para inicar este tema de la mirada, vamos a empezar bien, o sea, con poesía. Leamos estos dos poemas de Eloy Sánchez Rosillo que pueden ser un magnífico prólogo a las reflexiones propuestas:
MIRAR
Mirar es poseer:
todo es tuyo si miras,
aunque el ciego te vea
con las manos vacías.
LA CEGUERA
Mirar no es sólo asunto de los ojos.
Primero, ciérralos unos instantes
y dentro de ti busca -en tu sosiego-
la facultad de ver.
Y ahora ábrelos, y mira.
Es enero ahí afuera, pero está
muy hermosa la vida esta mañana.
Cuánto sol en los álamos
que en trémulas hileras van creciendo
en esta vieja plaza
de tu ciudad. Un día y otro día,
durante muchos años,
a su lado pasaste y no los viste,
ciego que dabas pena y que hoy, por fin,
de milagro has sanado y puedes ver
y en tu mirar te salvas.
Mirar es poseer:
todo es tuyo si miras,
aunque el ciego te vea
con las manos vacías.
LA CEGUERA
Mirar no es sólo asunto de los ojos.
Primero, ciérralos unos instantes
y dentro de ti busca -en tu sosiego-
la facultad de ver.
Y ahora ábrelos, y mira.
Es enero ahí afuera, pero está
muy hermosa la vida esta mañana.
Cuánto sol en los álamos
que en trémulas hileras van creciendo
en esta vieja plaza
de tu ciudad. Un día y otro día,
durante muchos años,
a su lado pasaste y no los viste,
ciego que dabas pena y que hoy, por fin,
de milagro has sanado y puedes ver
y en tu mirar te salvas.
Dice Luis García Montero, en su libro Lecciones de poesía para niños inquietos, que "lo más importante para cualquier artista es aprender a mirar". La poesía, es por tanto, una manera especial de ver el mundo. En esta manera particular de observar lo que le rodea, el poeta necesita dotarse de ciertos atributos sin los cuales, difícilmente, su visión tendrá algún interés. En primer lugar, la curiosidad, o lo que es lo mismo, las ganas de mirar, el deseo de pasar por el mundo sin pasar de todo. La curiosidad por aprender y por aprehender para después transmitir trasladándolo al papel impreso. Miquel Martí i Pol cuenta que en una carta que le escribió el también poeta Joan Vinyoli, éste le comentaba que "me atrevo a decir que vivo poéticamente cada momento del día y de la noche". Me parece importante resaltar esta actitud para quitarnos de la cabeza, ya desde el primer momento, la falsa idea de que la poesía nace de estados especiales de inspiración o fruto de una noche con demasiados estimulantes. No, la poesía, como nos indica Vinyoli, tiene mucho más que ver con una actitud, con una manera de estar y de ser en nuestro mundo. Hay que aprender a mirar bien, conviene saber lo que hay que mirar y desatender aquello que no merece nuestra dedicación ni nuestro tiempo. "A veces las cosas no son lo que parecen", nos advierte también el escritor granadino. Hay, por tanto, que sacar nuestras propias conclusiones. Nuestra mirada ha de ser, por encima de todo, precisamente eso, nuestra. En esta búsqueda de nuestra personalidad como poetas tiene que ver mucho el estilo, del que hablaremos más adelante. Baste que, por el momento, nos preocupemos por mirar por nosotros mismos y no a través de los ojos de otra persona. Un poeta, un artista, sin personalidad acaba convirtiéndose en una caricatura de lo que desea ser. ¿Sabéis cómo uno acaba siendo realmente único? Entre otras cosas, gracias a los detalles. Todos nosotros, al cabo del día, hacemos cosas que hacen millones de seres humanos como nosotros: nos despertamos, desayunamos, acudimos a nuestros quehaceres habituales, amamos, nos enfadamos, ganamos y perdemos amigos, dormimos... Sin embargo, cada una de nuestras vidas,a poco que cuidemos los detalles, será absolutamente distinta de la de cualquier otro. ¿Por qué? Pues porque, sencillamente, sabremos llenarla de matices únicos y personales. A este propósito el profesor de literatura protagonista de la excelente novela de Luis Landero, Hoy Júpiter, les dice a sus alumnos:
Luis Landero Joan Vinyoli"Todo está en los detalles. Amar lo concreto, reposar la mirada en las cosas que nos rodean, es la clave para entender algo del mundo y captar su belleza."
Es por esto por lo que, aún hoy, merece la pena seguir escribiendo poemas de amor. Se han escrito millones, contando todas las situaciones posibles: pasión, desamor, celos, traición... ¿Para qué seguir escribiendo? Para demostrar que, a partir de la extraordinaria tradición literaria que nos precede, un poeta puede seguir creyendo que será único, que, afortunadamente, no estará solo, pero podrá seguir siendo él.
No quisiera terminar esta breve reflexión sobre la importancia de la mirada en la poesía sin mencionar el discurso de agradecimiento al premio Nobel de Literatura que pronunció el poeta polaco Czeslaw Milosz en 1980. En él, citaba la experiencia que le supuso la lectura de un libro de otro premio Nobel, Selma Lagerlof, Las maravillosas aventuras de Nils, donde aparece el héroe sobrevolando la tierra y contemplándola a lo lejos, pero, al mismo tiempo, capaz de ver en ella hasta el más mínimo detalle. Dice Misloz:
No quisiera terminar esta breve reflexión sobre la importancia de la mirada en la poesía sin mencionar el discurso de agradecimiento al premio Nobel de Literatura que pronunció el poeta polaco Czeslaw Milosz en 1980. En él, citaba la experiencia que le supuso la lectura de un libro de otro premio Nobel, Selma Lagerlof, Las maravillosas aventuras de Nils, donde aparece el héroe sobrevolando la tierra y contemplándola a lo lejos, pero, al mismo tiempo, capaz de ver en ella hasta el más mínimo detalle. Dice Misloz:
C. Misloz
"éstas serían, pues, a mi modo de ver, las dos cualidades del poeta: el ansia de ver y el deseo de describir lo que ve".
No hay comentarios:
Publicar un comentario