Ezra Pound
En efecto, si nos hemos preocupado por aquello que queremos decir, por aquello que el lector quiere y necesita escuchar, también nos tenemos que preocupar por cómo lo decimos. La música, en este sentido, puede representar un punto de referencia muy válido. No podemos leer un poema como quien trata de adivinar un acertijo. Si al acabar su lectura nos viene a la cabeza la pregunta "¿qué quiere decir?", algo falla. ¿Por qué? Pues porque el poema ya ha dicho, ya nos ha dicho, no sólo a través de las palabras, sino también de la "música"que nuestra lectura ha sido capaz de encontrar. Evidentemente, lecturas posteriores pueden ayudarnos a profundizar en el sentido del texto, la reflexión será una aliada en el camino de encontrar aquellas palabras amigas que nos ayuden. Pero tenemos que tener muy claro que un poema no se explica, en todo caso, podemos comentar nuestra lectura para compartirla con otros. Después de leer un poema, de igual manera que hacemos al escuchar una pieza musical, lo mejor que podemos hacer es cerrar los ojos y dejar que las palabras continuen vivas en nuestro interior. La música es, pues, el estilo del poema y del poeta.
Y decimos poeta porque el encontrar esta voz personal, esta música, es uno de los objetivos de cualquier aprendiz de poeta. Josep Piera, en su libro Puta posguerra, al hablar de los consejos que un poeta le dio en su juventud, escribe: "Per poder escriure bons poemes, n´has de llegit molts abans, i dels millors. I tria't els autors més teus. Llegeix els clàssics, però no els imitis, busca la teva veu, i quan la trobis, si mai la trobes, escolta-la atentamente. I procura dir el que et diu. Sigues tu".
Josep Piera
Difícilmente diremos algo nuevo sobre el amor (bueno, quiero decir, algo nuevo que valga la pena, claro, porque barbaridades nuevas sí se que pueden decir, y se dicen...), pero lo que sí podremos lograr es decirlo como nadie lo ha dicho antes: ni por las palabras utilizadas ni por la música que habremos empleado. Es por esto por lo que nuestro poema, mejor o peor, será único, si está hecho con honestidad y autenticidad, merece todos el respeto del mundo.
Para finalizar, Benjamin Prado nos plantea una pregunta parecida a la que nos hacíamos al hablar del tema: ¿qué palabras son las que necesita el poema que quiero escribir? Esta es una pregunta clave y una de las cuestiones que no podemos eludir si queremos iniciarnos en este arte. De esta elección pueden depender muchas de las otras que tendremos que ir haciendo. Dejemos apuntada una posible respuesta que tiene mucho que ver con cosas que ya hemos dicho: las mejores palabras serán aquellas que podrán simbolizar mejor aquello que queremos decir, en definitiva, aquellas palabras que podrán comunicarnos de una manera más fiel, sugerente y cómplice con el lector.
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