martes, 22 de enero de 2008

Poética 9

Venga, por una vez (y sin que sirva de precedente) vamos caer en el tópico: el poeta, ¿nace o se hace? He aquí una pregunta clásica que puede resultar muy útil tratar de contestar. Dejémonos, una vez más. ayudar. En este caso por Miquel Martí i Pol y su libro Què és poesia?, publicado en el año 2000.El genial poeta de Roda de Ter nos cuenta: "En una entrevista per escrit que en van fer ja uns quants anys els nois i noies d'una escola, un em va preguntar: "Quan va decidir fer-se poeta?" La pregunta, ingènua si vostès volen, em va fer rumiar i encara la recordo. No ho havia decidit mai, jo, de fer-me poeta? Es poden decidir aquesta llei de coses? I anant més enllà, un es pot fer poeta? La resposta a totes aquestes preguntes, almenys en el meu cas, era i és negativa. Jo mai no he decidit fer-me poeta. En tot cas, en sóc per no sé quin estrany privilegi qui sap si immerescut. Amb això vull dir -i ho dic amb tota la humilitat i també amb tota la dignitat- que en la meva dedicació a la poesia hi conviuen, no sé si a parts iguals, la immanència i la tenacitat. Al meu entendre, la predisposició per a la pràctica de la poesia forma part de la manera de ser de determinades persones, i d'elles depèn convertir aquesta predisposició en una actitud singular que les caracteritzi."

La pregunta del alumno va en la dirección del "hacerse" poeta. Quizá es la más lógica y esperable. Cuando pensamos en un oficio, en una actividad profesional. en seguida nos viene a la mente la fomación y la necesidad de conseguir unos aprendizajes básicos para poder desarrollarla. Sin embargo, el poeta catalán manifiesta abiertamente que él no se "ha hecho" poeta, sino que, por el contrario, "se siente" poeta, dicho de otro modo, "es" poeta. Es decir, lo es sin necesidad de tener que sacarse un título (o pasar un control de calidad). Lo es, se siente así, y con eso basta. O no... En este sentido, el reciente libro de Josep Maria Espinàs, El meu ofici (La Campana, 2008), viene a incidir en este aspecto. Una de las "entradas" del libro se titula, precisamente, versos. Las primeras palabras son reveladoras : "M'agrada fer versos. I, perdonin la immodèstia, en sé fer. (...) Si volen, ara mateix puc posar-me a escriure un sonet més o menys feliç sobre la bicicleta. (...) És igual." A parte de que al leerlo a uno le vienen ganas de decir, "no, gracias, señor Espinàs, no nos escriba un soneto...", la idea es que hay un reconocimiento del oficio, unas "habilidades", pero no hay poesía.

El sentirse poeta tiene una vertiente personal, intransferible, que me atrevería a decir que nadie puede poner en duda. Si alguien ama la poesía, escribe y lee poemas y, por tanto, vive la poesía, ¿quién puede decirle que no tiene el derecho de sentirse poeta? Otra cosa es ser un buen poeta o escribir poesía como una actividad artística, pensando en los demás. Es aquí donde interviene el oficio de manera determinante.

Es decir, juntamente con las dotes innatas (el "duende" lorquiano...) que uno pueda tener, es de vital importancia el prepararse para desarrollarlas en toda su extensión posible. Si buscamos un ejemplo en el mundo del deporte creo que nos resultará de gran ayuda. Sin entrenamiento no hay resultados, sin condiciones físicas tampoco. Cualquiera de nuestros alumnos sabe que si no entrena durante la semana no juega el partido. Por muy bueno que sea. Pues en poesía, como en toda manifestación artística, esta justa proporción entre estos dos factores también se da. El propio Martí i Pol, a pesar de lo dicho anteriormente, nos avisa de los riesgos del considerarse con demasiada facilidad y, sobre todo, con poco rigor poeta. Lo hace en una carta que podéis consultar en Miquel Martí i Pol. El llarg viatge (1957-1969), de Ignasi Pujades y publicado por Proa en 2007 (p. 238): "Al meu entendre, l'axioma aquell que diu que el poeta neix, no es fa, ha fet més mal que bé. Aquesta immanència de la poesia ha penetrat excessivament la sensibilitat de la gent i, en alguns casos, ha creat desfasaments visibles. Perquè, si bé una primera presència de la poesia com a part integrant de l'individu i, sobretot, com a element de contenció per una banda i de manifestació per l'altra del seu pathos sentimental, és possible i fàcilment detectable (pensa en la poesia popular; en la agilitat del llenguatge de molta gent sense formació; en el gust natural de que sap les persones), creure, a partir d'aquest fet, que hom disfruta de la col·laboració incondicional de les muses i llançar-se al terreny de la creació poètica seriosament és, sovint, arriscat i fins perillós."

En su novela Tristes armas, la autora Marina Mayoral nos pone otro ejemplo que creo nos puede ir muy bien. Una niña que, con unos diez años, descubre su vocación por la danza. Va a ver a la directora de una prestigiosa academia y, después de una breve conversación, ésta le dice que ya es demasiado tarde para hacer de ella una buena bailarina de la compañía, pero que, si ella quiere, la puede ayudar a convertirse en una estrella. En el mundo del arte hay espacio para todos, sólo hace falta reconocerlo y disfrutarlo.

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